TAE: Tecnología, aprendizaje y entretenimiento

Quiero aprender como lo hacían los aventureros del siglo XVIII y XIX. Quiero crear como los inventores y artistas del siglo XX. Quiero ver materializarse los sueños de la ciencia ficción en el siglo XXI.

lunes, septiembre 11, 2006

¿Cuándo decidimos qué aprender?

Desde que somos pequeños, la primera decisión que marca nuestras vidas, es tomada por nuestros padres con respecto a ir a la escuela. Todo padre responsable sabe que el mejor legado que podemos dar a nuestros hijos es una buena educación. Para esto los infantes entran a escuelas públicas o privadas, pero no importando el presupuesto todos empezamos (ahora por ley) en el kinder, y el anhelo de nuestros progenitores es que lleguemos a graduarnos de toga y birrete en la universidad.

Sin embargo, alguien ya se ha tomado la molestia de establecer qué es lo mejor para nosotros en esas horas de clase. Aritmética, gramática, ciencias naturales, civismo y otras tantas cosas que nos son expuestas por profesores y que podemos tener a la mano en los libros de texto gratuito.

Pero hagamos cuentas: 3 años de kinder, 6 de primaria, 3 de secundaria, 3 de preparatoria y dependiendo de la opción profesional si es una carrera 3 a 6 años en la universidad (sin contar el tortuoso camino de la titulación), una opción técnica 2 a 3 años, y asi por el estilo nos darian el record perfecto.

Pero en lo que es el bloque básico son cerca de 15 años en los que apenas podemos decidir que dibujar o que escribir, si es que eso no entra en conflicto con la disciplina o intereses del aula. Por lo demás nuestro "input" de conocimiento está regido por las instituciones.

Lo más penoso es que cuando el aprovechamiento es evaluado por organismos extranjeros, el resultado es penoso. Pero más alla de que los resultados sean preocupantes, está el asunto de que no hay un ejercicio de decisión en nuestro aprendizaje, sino hasta la adolecencia o la edad adulta.

De adolecentes si algo nos interesa buscamos, preguntamos; ahi está el espiritu de investigación, que por desgracia muchas veces es inhibido por la actitud de "no fastidies". Y lo mejor, es que cuando sentimos curiosidad por algo, por lo menos de las personas a quien conozco, muchas veces son cuestiones de arte o conocimiento alternativo (p.ej. la esotería) las que se buscan y en las que disfrutan y sirven para forjar sus identidades.

El primer paso que debemos dar en nuestro desarrollo intelectual es decidir que queremos aprender. No tiene que ser ciencia (aunque es facinante), pero el meollo es sentir esa libertad, y aunque el tema sea considerado inútil u oseoso, las neuronas trabajan y puede que en un corto circuito encontremos nuestro camino.